Las instituciones educativas y el contrato histórico

Las instituciones son construcciones que resultan del parcelamiento del terreno social y cada una de ellas redefine su terreno a lo largo del tiempo. Fueron creadas, en primer lugar, para responder a necesidades sociales; y éstas se van transformando constantemente según los cambios sociales.
    En cuanto a las instituciones escolares diremos que son un producto histórico y se construyen a partir de lo que puede llamarse un primer contrato o contrato fundacional, es decir, aquel que le dá asignación de sentido a esa parcela del campo social.
    Por ello nos parece importante preguntarnos: ¿Qué contrato establecieron la escuela y la sociedad?
    Para comenzar a responder a este interrogante es necesario tener en cuenta algunas cuestiones, como por ejemplo: que los sistemas educativos que hoy conocemos tienen como piedra fundamental a la instrucción publica y, a su vez, considerar que el avance del capitalismo hizo necesario sistematizar y asegurar la transmisión de los saberes acumulados para cada una de las especialidades. Como así también, el hecho de que la sociedad dejo de ser pensada como una organización dada para ser considerada como una construcción social resultante de la acción voluntaria de los hombres.
Las nuevas exigencias sociales que resultan de las cuestiones anteriormente mencionadas explican el surgimiento de instituciones que establecieron contratos respecto a sus funciones y ámbitos de desempeño.
    Cada institución es portadora de un mandato social y tiene la responsabilidad de movilizar sus recursos para crear una dinámica interna que permita y favorezca el cumplimiento de se mandato.
    Pero, ¿Quién se encargaría de verificar el cumplimiento del mandato?
    El papel del Estado es garantizar la ejecución del mandato asegurándose que las instituciones cumplan el mandato original.
El sistema educativo y sus establecimientos constituyeron la institución en la que las sociedades depositaron la responsabilidad en el cumplimento de estas funciones. El contrato implicaba compromisos para la escuela y para el Estado.
Las instituciones escolares tienen la necesidad de responder a múltiples demandas y una de ellas es la democratización que remite a asegurar  el ingreso de los chicos a la escuela pero que, además de ingresar, los niños deberían permanecer en ella, es decir, habría que intentar disminuir el fracaso escolar bajo la forma de desgranamiento. Para ello, la escuela debe cumplir su función social y distribuir saberes socialmente significativos facilitando que todos los alumnos obtengan igual capital cultural al igual inversión temporal.
En conclusión, es responsabilidad de las políticas públicas garantizar que las escuelas sean democráticas pero también es responsabilidad de cada escuela y de cada educador.